No es fácil acertar con el precio de venta, siempre tenemos la solución de poner un precio alto e ir bajando, pero podemos “quemar el inmueble”.
Una de las decisiones más difíciles de tomar, porque después de haber tomado la decisión de explorar las posibilidades de vender, de haber tomado la decisión de vender, está la decisión de qué precio poner a la vivienda, o al inmueble de que se trate, conocer el valor de mercado de la vivienda es lo primero que debemos conocer a la hora de comercializar el inmueble ya que de ello depende el éxito de la operación.
Siempre puede solicitarnos nuestro servicio gratuito de valoración de inmuebles.
Valorar una vivienda no es fácil, aparte de las condiciones en las que se encuentra, hay que conocer bien el mercado: lo que se ha vendido (precio real de venta), lo que se vende, lo que no se vende… en la zona, la demanda que hay de ese tipo de inmueble y en esa zona… y esto sólo lo conoce una agencia inmobiliaria con experiencia, ya que es quien tiene los recursos necesarios para acceder a toda esta información y quienes primero van a ver las fluctuaciones del mercado.
Tenemos pues dos estudios claros que realizar, por un lado tenemos que saber las ventas que se han producido en la zona en tiempos recientes, para lo que contamos con la base de datos de los registradores de la propiedad, que nos ofrece los precios reales de venta, con la antigüedad de los inmuebles, la fecha de venta, superficie y en la mayoría de los casos geoposicionamiento.
Por otro lado tenemos que conocer el nivel de demanda de propiedades como la que tenemos que valorar, ese conocimiento sólamente le puede ofrecer una agencia con el tamaño suficiente, para tener una base de datos de demandas importante, en LFCantabria contamos con una base de datos de más de 22.000 clientes, que en algún momento se han dirigido a nosotros para solicitarnos servicios.
Por último hay que conocer los productos en venta en el mercado, su situación, precio, tiempo que llevan en venta, etc., es un tema con acceso para la mayoría de las personas, pero que con un filtrado profesional resulta un estudio más efectivo.
Además de esto, hay que tener otros factores en cuenta: situación urbanística del inmueble, condicionantes legales de la zona, previsión de actuaciones en el edificio, derramas, situación física y legal de la comunidad de propietarios, etc.
Se necesita un trabajo profesional que requiere de la mayor atención y conocimientos.
Los errores que pueden derivarse de una valoración inadecuada son muchos y producen efectos a veces muy importantes. Si valoramos por arriba, sacamos el producto del mercado, podemos llegar a tener visitas y solicitudes de información, pero no ofertas, ni un interés real en la compra, con el efecto colateral de que estamos ayudando a vender otros inmuebles similares, que están mejor posicionados en el mercado. Además los inmuebles se “queman”, cuando están expuestos en un precio o condiciones inadecuadas los clientes “posibles” dejan de tener interés en su adquisición y estamos en peor posición que al principio de ponerlo en venta.
Si se valora por debajo del precio de mercado, vendemos rápido pero no obtenemos el rendimiento justo.
Hay que conseguir un valor que represente la necesidad que tiene el vendedor de conseguir una venta en el tiempo que necesite, así siempre ofrecemos tres valores, que tienen que ver con el plazo en que se pueden vender, por abajo el de una venta rápida (que en algunas ocasiones es necesaria), el valor adecuado con una comercialización normal, que a veces también es rápida, porque hay clientes esperando un producto concreto y hay que aprovechar esos primeros clientes, que conocen el mercado, necesitan ese inmueble y están dispuestos a pagar el precio adecuado y por último un valor que nos saca la vivienda fuera del mercado, es decir posibilidades prácticamente nulas de vender.