El domingo, en un periódico de tirada nacional, un sesudo economista, o al menos eso parecía, nos intentaba hacer creer que el hecho de reanudar la desgravación fiscal sobre la vivienda supone un error de bulto. Sus argumentos no voy a repetirlos, pues están claros para todos los estudiosos de la economía.
Simplemente mis letras van dirigidas a mencionar algunas cuestiones que no se han tenido en cuenta y que son tan importantes como las mencionadas.
En primer lugar, nuestro país es un país de compradores de vivienda, por razones que no vamos a exponer porque no es el sitio; los españoles gustan de comprar vivienda, les parece que para realizarse social y económicamente hay que comprar una vivienda, o más. Esta situación produce que los españoles sean los europeos que más viviendas tienen en propiedad. No conozco si hay otros países con mayor porcentaje de vivienda en propiedad, pero sí que conozco que este hecho tiene efectos beneficiosos para nuestra economía, y estos efectos no los reflejan los economistas: siempre hablan del efecto negativo que supone poseer vivienda, básicamente la dificultad que la propiedad de la vivienda produce en la movilidad laboral. Pero ¿y los efectos positivos?: el ahorro, el tener un sector económico desarrollado y técnicamente avanzado que genera gran cantidad de mano de obra, la seguridad frente a las adversidades económicas que supone tener una propiedad fácilmente transformable en efectivo, la recaudación impositiva, ect, etc, etc
Por otra parte, cuando miro a mi alrededor veo a las entidades de crédito buscando dinero desesperadamente y, al mismo tiempo, con unos stocks de viviendas y de otros inmuebles que dan miedo. La solución parece sencilla: nosotros, los ciudadanos, compramos viviendas (desde luego en precios razonables de futuro) y las entidades captan el dinero que les hace falta. Entiendo que facilitar este circuito es una de las mejores cosas que puede hacer el gobierno, y la medida de la desgravación puede ir dirigida en ese sentido y ser buena para nuestra economía.
Tenemos que convertir la mayoría de las viviendas construidas en viviendas ocupadas, con un uso razonable, y habrá que hacerlo a los precios que el mercado acepte.
Para conseguirlo, lo mejor que puede hacer el gobierno es facilitar esta circulación de bienes y capitales y la desgravación puede ser una buena medida. Que no se nos olvide que otra medida muy importante es conseguir que el mercado de alquileres funcione (con un desahucio ágil y justo), y medidas fiscales que faciliten la adquisición de viviendas para alquilar también puede ayudar.
No estoy de acuerdo con la prédica habitual de los economistas: que la desgravación fiscal por la compra de vivienda no es buena; en estos momentos parece una medida necesaria, de alguna manera hay que compensar las subidas de IRPF, y la desgravación es una forma de redistribuir esta subida entre compradores y no compradores. Saludamos la medida y esperamos otras que hagan que nuestra en economía circule el capital y no acabe exclusivamente en manos de las instituciones para tapar sus agujeros, que eso sí que son circunstancias que favorecen el ciclo negativo de nuestra economía.
Ignacio López Rebollar