En el complejo mundo del mercado de alquiler de viviendas en Europa, es evidente que la diversidad es una constante, aunque existen ciertas tendencias comunes que se observan en la mayoría de los países. Una de las primeras tendencias destacadas es la migración continua de la población hacia las ciudades, lo que resulta en un aumento constante de viviendas vacías en las áreas rurales y una creciente presión para encontrar un lugar para alquilar en las zonas urbanas.
En toda la Unión Europea, la población está experimentando un crecimiento sostenido, impulsado en gran medida por la inmigración neta proveniente de países menos desarrollados. Estos migrantes buscan garantizar el acceso a servicios básicos como educación y atención médica, así como oportunidades para mejorar su calidad de vida y enviar remesas a sus familias de origen.
Según datos recopilados por brainsre.news, en 2019, el 20% de la renta disponible de los hogares en la UE se destinó a gastos relacionados con la vivienda. Los países con los porcentajes más altos incluyen a Grecia (38.9%), Dinamarca (27.1%), Alemania (25.9%) y Bulgaria (24.8%), mientras que España registró un 17.1%, lo que a primera vista parece positivo. Sin embargo, este porcentaje se refiere principalmente a la población que vive en viviendas de propiedad, que constituye aproximadamente el 75% de la población. La situación es muy diferente para los jóvenes emancipados menores de 28 años, donde el 70% se encuentra en situación de alquiler.
Los alquileres de viviendas para este grupo de población son notoriamente elevados. En lugares como Santander, el alquiler de una vivienda modesta y pequeña, sin incluir los servicios públicos, rara vez baja de los 550€ al mes. Mientras que el alquiler de una habitación compartida, con servicios y cocina compartidos, suele oscilar al menos en los 300€ al mes.
Los expertos en economía familiar sostienen que los gastos relacionados con la vivienda no deben superar el 30% de los ingresos netos, y las compañías de seguros generalmente mantienen este límite en el 35%, con un máximo del 40% en circunstancias excepcionales. Sin embargo, la realidad en el mercado de alquiler de viviendas en España plantea un escenario preocupante, ya que, para alquilar una vivienda en Santander, por ejemplo, se requieren ingresos netos mensuales de al menos 1800€, una cifra que en muchos casos supera los salarios disponibles en la ciudad. La situación es aún más crítica en grandes urbes como Madrid o Barcelona, donde los alquileres básicos no bajan de los 900€ al mes, y se necesitan ingresos mensuales de al menos 3000€ para tener una renta disponible adecuada.
La segunda tendencia que está transformando el mercado de alquiler es la creciente influencia del alquiler turístico en detrimento del alquiler de viviendas habituales. Esta dinámica, que exploraremos en nuestro próximo análisis, está complicando aún más el acceso a la vivienda para aquellos que buscan un lugar para residir de manera permanente.